La artista sueca, Annika von Hausswolff presenta un proyecto fotográfico donde el cuerpo se convierte en el elemento dominante y dogmático de su trabajo. Las fotografías de Hausswolff precisan del espectador, de un testigo ocular transformado en voyeur, que conforme el discurso sugerido por la artista en sus enigmáticas y desconcertantes situaciones significadas, momentos intimistas que muestra con una detallada puesta en escena. Sus imágenes, cargadas de una retórica visual cercana a lo documental, son representaciones poderosas con referentes personales e intrínsecos. Se caracteriza por la búsqueda constante de las distintas aristas que conforman las realidades de la sexualidad y la violencia, con un tratamiento sutil alejado del habitual punto de vista trágico y obvio del asunto.