El trabajo con los vínculos entre el arte, el mito y el territorio, en sus enlaces con la identidad y los imaginarios espaciales, ha revitalizado a la geografía cultural desde hace varias décadas, a partir de los giros que dio la disciplina con la crisis de la modernidad. La poesía, la danza, la música y los rituales son algunas de las expresiones culturales que los autores, como geógrafos, exploran a través de su dimensión territorial. Tres pueblos mexicanos, una ciudad, sus mitos fundacionales, geosímbolos y paisajes, poemas, herencias y cosmovisiones se despliegan en este libro que ofrece una perspectiva fresca de la inter-culturalidad y el espacio geográfico.