El texto que presentamos a continuación describe uno de esos perio-
dos históricos que no se agotan. O, parafraseando a Otto Gross, pa-
reciera ser uno de esos periodos que para nosotros que cargamos con
el peso de la historia representa la esperanza, pero sitúa al borde del
abismo a una humanidad a punto de perder lo mejor de sí, sin el poder
de ganar nada comparable.
Creemos que no se debiera buscar aquí efemérides revolucionarias ni
trivia rockera. No solamente porque sería un error tomar el esfuerzo
historiográfico de este ensayo como una simple reafirmación del al-
ternativismo, sino también porque lo que se relata forma parte de una
época en general y no de sus anécdotas en particular.
La lectura atenta tendrá la oportunidad de dar con el núcleo duro de
esa época —de un tiempo y un espacio social— a partir de una de-
tallada descripción de sus contornos y corrientes subterráneas. Pero
tendrá también, quizá por sobre todo, la posibilidad de comprobar
que la lucha de clases y la crítica de la economía política se expresan
por muchos más canales que aquellos a los que los han reducido los
partidos e instituciones políticas y sus ideologías. Que esto sea posible
no es producto de un malabar teórico o de un enroque histórico, sino
el resultado directo del avance violento de la propia economía política
por sobre todos los ámbitos de la vida social y todas las regiones geo-
gráficas. La crítica en actos de este proceso se hizo sentir durante esta
época con una intensidad y profundidad que sigue resonando hoy.