AA.VV
Catáogo de la exposición en el Museo Rufino Tamayo.
Los trabajos de César de los años cincuenta y de los comienzos de los sesenta deben su carácter único e incomparable a la utilización de la chatarra, a su domesticación por los sesgos de la soldadura y a su aproximación nada convencional a esos materiales por la cual eliminó la realidad objetiva de los fragmentos para hacer una única composición de sus ensamblados. Por la técnica de la soldadura, César modeló sus esculturas a partir de trozos de hierro recuperados que apenas permiten al espectador percibir su destino original. En 1965 presentó su "Pulgar" agrandado de 1.85 metros y a partir de la década de los ochenta volvería a la serie de "pulgares patinados".