La fotografía, tal como la hemos entendido ahora, está llegando a su fin, y con ella una manera de representar al ser humano. Las nuevas tecnologías que permiten generar imágenes han superado algunas de las limitaciones de la fotografía análoga pero también no han enfrentado, de manera no siempre consciente, a retos inimaginables. A la vez que aumentan los casos de manipulación de contenidos, de uso inmoral o engañosos de una imagen, las nuevas tecnologías nos invitan a construir una fascinante "hiperfotografía", donde la imagen se convierte en un medio interactivo que se enlaza y explica a sí misma, se enriquece y evoluciona minuto a minuto.
Ayudada por las cámaras omnipresentes, las redes sociales, los programas que permiten retocar una toma, y los juegos virtuales que emplean imágenes humanas, la fotografía digital no sólo está cambiando nuestra concepción del mundo o nuestra noción de arte, sino la imagen que tenemos del ser humano -y es que nosotros también nos transformamos, nos volvemos imágenes en potencia.
En Después de la fotografía Fred Ritchin, uno de los principales especialistas que han contribuidos a desarrollar la revolución digital, ofrece el más brillante análisis posible de las nuevas imágenes al tiempo que propone los parámetros para analizar la naciente "meta-imagen" fotográfica, que muy pocos creadores se han atrevido a explorar.