No existe y probablemente jamás exista un método universal que permita analizar cualquier film. Mucho menos una tabla que se pueda aplicar a toda película de manera indistinta. Esto no significa que nos veamos condenados a reinventarlo todo cada vez. Para Aumont y Marie, el análisis cinematográfico necesariamente nace de lo particular y adquiere sentido solo si es capaz de superar los casos específicos y conducirse a una reflexión general. Tres grandes ejes le dan forma a esta investigación: el estudio de los relatos, de las ficciones y de su destinatario; el estudio de las imágenes y de los sonidos; y la historia del cine. A lo que se le suma un apartado que bosqueja un recorrido de las sucesivas concepciones y prácticas del análisis. El análisis cinematográfico se ha consagrado como un clásico ineludible de los estudios de cine. Este género se convirtió en un componente esencial para la disciplina. Sus razones son evidentes: es el momento en que uno verdaderamente se enfrenta con el film, con su materia y su textura más íntimas; es, además, el espacio de reflexión de su proceso de producción como de recepción.