ROCIO CORDOVA PLAZA / JESUS PRETELIN RICARDEZ
La oscuridad admite apenas identificarlas siluetas enzarzadas en continua actividad. De pronto, la luz brillante deuna puerta que se abre ilumina brevemente el lento deambular de algunos cuerpos por los pasillos; otros, recargados en las paredes, se masturban lenta y concienzudamente, invitadores. Si se logra acostumbrar la mirada a la penumbra y observar con atención, puede atisbarse en las butacas un amasijo de manos, brazos, piernas, bocas. Jadeos. Murmullos. Ojos ansiosos que escrutan las sombras. No se sabe bien si es de noche o de día en la negrura del segundo piso del cine Buñuel". Así da inicio este fascinante texto sobre un cine que no sólo proyecta material pornográfico sino que alberga todo tipo de relaciones eróticas en el puerto de Veracruz. De muchos conocidas, aunque pocas veces estudiadas, las dinámicas de ligue que tienen lugar en las salas de cine porno y las diversas prácticas homoeróticas que en ellas ocurren son examinadas en este libro: la taquilla, la antesala, el baño de hombres, la planta baja o el segundo piso poseen reglas claras y distintivas que permiten la intensificación de los deseos de los asistentes. Nos adentramos en una variedad de encuentros entre esos cuerpos deseantes, los cuales Judith Butler definió como abyectos, que aprovechan la penumbra y el anonimato para posicionar el poder del falo en escena, como una forma de oponer resistencia a los significados estigmatizados que la sociedad otorga a estas prácticas.