Como consecuencia de la paulatina pérdida de la legitimidad por parte del patriarcado y de su sistema de valores, el arte producido a finales del siglo XX ha insistido en una perspectiva renovadora sobre la representación de la masculinidad. En este sentido, se ha generado una redefinición o más bien, una desestructuración de cualquier lectura que cosifique ese concepto como algo rígido e inmutable. En este ensayo, Jesús Martínez Oliva analiza los debates sobre el género que han situado a la masculinidad en el punto de mira del análisis crítico, y aborda aquellas propuestas artísticas en las que la virilidad hegemónica occidental se ha visto desplazada por las masculinidades marginales o visiones constructivas y preformativas de la misma.