Héctor Xavier fue un artista que logró reunir un trazo preciso y precioso; sublime. Lo hizo con su serie ?Bestiario. Punta de Plata?, con la cual retrató de manera fiel y detallada, hasta la obsesión, las caras y los cuerpos de los animales en el zoológico de Chapultepec. Lo hizo también con el trazo suelto y libre en sus series de Pilar Rioja, Marceau y Nureyev. Con sus trazos emocionales para traer al papel el largo cuello de Miriam o el rostro inocente de sus hijos. El trazo de la línea y los silencios, libro de reciente edición por la Universidad Veracruzana, se convierte en retrato de ese calidoscopio gráfico que construyó el tuxpeño que no usaba lápiz sino tintas y esas puntas de plata que exigen precisión sobre la placa y una imaginación a prueba de dudas y temblores.