Este libro puede ser leído de distintas maneras. Como registro autoetnográfico de un científico que va perdiendo la cordura a medida que avanza su investigación. También como crónica narcótica redactada al calor de la escena de la música electrónica underground en Porto Alegre, San Pablo y Belo Horizonte. O como un compendio de textos de crítica de arte, que en lugar de pinturas o instalaciones analiza fiestas en galpones derruidos y calles cortadas, los efectos prolongados de la ketamina o las sesiones de los DJs.