Como el detective que, sin hacer juicios de valor, parte del cuidadoso trabajo de elaborar conjeturas, recoger pruebas y asociar detalles para así componer el perfil del asesino y llegar hasta él, en "El viaje sin distancia" Jana Leo de Blas rastrea las conexiones entre los hábitos, las posiciones y las maneras que operan en la visa cotidiana y el cómo, dónde, cuándo y porqué de la muerte. Página a página se va destejiendo una red de ocultación y se trata de reconstruir una definición del individuo en el mundo contemporáneo occidental, cuyo perfil parece complejo, perverso y paradójico. Esta red poco tiene de absurda, aun cuando dibuja un mapa con el mayor de los absurdos: el sinsentido de la vida por la muerte.