Cuando se inauguró el año pasado la nueva prisión de alta seguridad construida en las colinas al norte de la ciudad de Suse, la vieja prisión en el centro del poblado se cerró y fue abandonada. El último prisionero de la celda número 73, acusado de ser miembro fundador de una “red de terroristas” y condenado a dos cadenas perpetuas, era conocido como Xavier. Las cartas que se hallaron en el estante estaban dirigidas a él.