La propuesta reune obras en vídeo e instalación desde 1997 a la actualidad y algunas maquetas de la serie Anarchitekton. La poética de Colomer se encuentra anclada entre la exploración del vídeo y el cine, por un lado, y la exploración en el espacio, los objetos y las posibilidades de este lenguaje por otro. En muchas de sus instalaciones de vídeo, donde la arquitectura y la ciudad contemporánea aparecen como una tela de fondo ficticia, al artista se pregunta por la forma en que el urbanismo influye en el comportamiento humano. Atento a los aspectos sociológicos, psicológicos y filosóficos, nos habla con lucidez crítica de las nimiedades de la vida, las preguntas sobre la diferencia y el malestar que la vida suscita o las relaciones entre arquitectura y ciudad.