De muy pocos artistas puede decirse, como de Juan Soriano, que el arte ha sido para ellos un acto espontáneo y natural como los que forman la trama cotidiana, y por eso mismo la más personal y profunda, de la vida. Lo ha ejercido incansablemente como se viven la amistad, el trabajo, el amor, la contemplación simple de las cosas, los placeres, la comunicación con los demás y con el mundo. Su obra expresa, tan sinceramente como su persona, el ser instintivo y verdadero que lo habita.