Este libro estudia el edificio de la fábrica como un organismo dedicado específicamente a la manufactura y la producción; un edificio que se constituyó fundamentalmente con la Revolución Industrial y que no ha parado de evolucionar hasta nuestros días. Una fábrica puede ser una casucha anodina o una construcción ejemplar, en el sentido más amplio posible. Desde el siglo XVIII en adelante, las fábricas han sido buenos indicadores de diversos aspectos: de la revolución (técnica y social), de la innovación (en el diseño y en los procesos) y de su momento (político y económico). Como tales, las fábricas son esencialmente efímeras, pues reflejan con cierta precisión las circunstancias exactas de cada momento y cada lugar.