Los ensayos de Los abajocomunes exploran un modo de vivir juntos y de estar juntos que no puede ser compartido como un modelo a imitar, sino como una instancia a experimentar. Fred Moten y Stefano Harney Hackean el código fuente con el que operan las nociones de política y políticas públicas, universidad, negligencia, crédito y gobernanza. A la par, ocupan distintos conceptos con disputas internas que retoman la herencia de las Panteras Negras. La abolición de la esclavitud se alía entonces con la abolición de una sociedad donde existen el salario y las prisiones. La negritud se desmarca de una práctica identitaria y se vincula con una condición rota del ser. Al ocupar estos conceptos Moten y Harney reclaman el derecho de la tradición radical negra a cuestionar los supuestos que operan en los estudios afroamericanos, haciéndose de un lugar tanto en la teoría social y política contemporánea, como en el discurso activista. Ante una forma de capitalismo, que Moten y Harney definen como logística, la apuesta política de Los abajocomunes es por una forma de relación que vuelva a dar importancia a los planes y a las prácticas que surgen entre los cuerpos. El libro lleva a cabo esta tarea desde una estética negra compleja, exigente con el lector, que entremezcla lo teórico y lo poético y que pone en juego un conjunto de referencias filosóficas, cinematográficas, musicales y sonoras que trazan, a la manera de la improvisación en el jazz, un camino de huida vuelto hacia el porvenir. Traducción de Juan Pablo Anaya, Cristina Rivera Garza y Marta Malo.