Escéptica de los usos y costumbres de muchos poetas mexicanos, Alejandra Arreola ha construido con paciencia, sin ansia de reflectores, una obra que hace clic con los lectores sin necesidad de que la recomienden booktubers. Distantes del dictado coyuntural y de los cotos de poder fundados sobre la corrección política, los poemas de pegamento y solvente profundizan una crítica, plena de inteligencia y humor, hacia los circuitos del arte y la literatura. En este libro, se visitan expos, se va a bodas, se busca trabajo, y en estos desplazamientos la voz poética recoge imágenes y frases como pequeños tesoros. Porque ¿qué son los poetas sino “pepenadores / que cuelgan pedacera de cosas / en carritos del supermercado”? El carrito de Alejandra Arreola es uno de mis favoritos.
Inti García Santamaría
