ROSA OLIVARES. PERIFERIAS

ROSA OLIVARES. PERIFERIAS

Editorial:
COMUNIDAD DE MADRID
Año de edición:
Materia
Exposiciones colectivas
ISBN:
978-84-934639-7-7
Páginas:
96
Encuadernación:
Rústica
$350.00 MXN
IVA incluido
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La fotografía de arquitectura, explica Rosa Olivares, que ha comisariado la exposición Periferias en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles, se ha convertido en un auténtico género. Son tiempos, afirma, en los que la arquitectura se ha transformado en "un símbolo de poder en estado puro". Los fotógrafos que se han entregado a esta exploración han encontrado en las zonas de periferia un filón lleno de significados. La muestra, que se puede ver hasta el próximo septiembre, reúne la interpretación que de estas zonas urbanas han hecho nueve fotógrafos: Gabriele Basilico, Sergio Belinchón, Stéphane Couturier, Gerardo Custance, Francesco Jodice, Monserrat Soto y Xavier Ribas. "Periferias es una mirada que muestra cómo la construcción de estas zonas urbanas lleva acompañada la construcción de un modo de comportamiento", explicó el pasado 13 de mayo Ferran Barenblit, director del centro de arte mostoleño, durante la inauguración de la exposición.

Las zonas de paso que fotografió Basilico en San Francisco, las frenéticas construcciones en Dubai documentadas por Belinchón, las nuevas urbanizaciones de las afueras de San Diego que retrata Couturier... todas tienen un inquietante elemento común: "Estas fotografías nos hablan de la periferia como un fenómeno universal, y asistimos sorprendidos a la igualdad, a la terrible similitud de diferentes periferias, desde Ceuta hasta Shanghai, desde Guadalajara hasta San Francisco. Desde hace años, realmente desde la concepción de las periferias como un fenómeno industrial de construcción de no lugares, de pulverización de la historia, la expansión de la ciudad se ha convertido en la creación de ciudades alternativas". Estas reflexiones de Olivares, recogidas en el catálogo de la exposición, cobran todo el sentido precisamente en Móstoles, una de las ciudades dormitorio que creció en los aledaños madrileños alimentada por la emigración rural de los cincuenta y los sesenta en España.

La exposición también permite reflexionar sobre los límites de la belleza. Parece difícil encontrarla en los anodinos espacios de ese mundo de nadie y de nada que son las periferias, un batiburrillo de rascacielos a medio terminar, centros comerciales, autopistas, circunvalaciones, rotondas, autopistas elevadas que muchas veces son el icono de una urbanización salvaje que ya se ha convertido en un fenómeno mundial. "La fotografía no sólo describe, sino que transforma", explica Olivares. "Tiene una capacidad única de crear belleza a partir de lo más mínimo, de lo más feo". Y lo parangona con las imágenes de la muerte, la miseria o la enfermedad, que muchos fotógrafos han plasmado y que se admiran por su "gran belleza". "Está demostrado que todo lo que se fotografía puede alcanzar un grado de belleza extremo a partir de la extrema fealdad", concluye. Frente a la historia, que queda concentrada en los centros de las ciudades, las periferias están en el terreno de la "no historia". "Una zona de paisaje diferente cada día, que pasa de ser campo a ser ciudad, perdiendo en esa transformación todo signo de identidad. Es algo parecido a la pubertad, esa corta época de la vida en la que el cuerpo deja de ser el de un niño pero todavía no es el de un hombre o el de una mujer". Un lugar extraño, lleno de incógnitas, una promesa. Lo que será, pero aún no es.

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