El académico y documentalista Carlos Mendoza sitúa al documental contemporáneo frente a sus fronteras, espejos e intentos de acotarlo o mediatizarlo con modas y redefiniciones, para establecer distancia frente al documental clásico, aquel que se asume como herramienta comprometida en construir una visión del mundo y aportar conocimiento sobre las diversas realidades humanas. Avatar puede ser una transformacion o cambio de una persona o hecho, pero tambien puede ser visto como remedo o simulación, Así Mendoza nos alerta, en los cinco ensayos del volumen, sobre los riesgos de que el juego de novedades y esteticismos alejen al documental de su referente real. Mas que atacar al documental de vanguardia denominado generalmente cine de no ficción, el autor advierte sobre el intento de su imposicion a travéz de foros, festivales, premios y demas ventanas de exhibicion. Se trata de un documental y de una retórica que lo promociona que subraya una estética eurocentrista posmoderna, que minimiza los problemas sociales, particularmente locales, que mitifica el escepticismo y las temáticas individualistas y sobredimenciona un sentido artístico del documental. Avatares del contemporáneo mantiene el debate sobre este cine como instrumento de cambio o punto de reflexión y sobre las complejas relaciones entre objetividad y subjetividad que, si bien inherentes al propio documental y a la mirada de sus realizadores, pareciera justificar el divorcio con el compromiso social que subyace en la no ficción de vanguardia, desde donde se fomenta el mercantilismo, y la figura del cine de autor, el entretenimiento e, incluso, la desinformación.