Lengua herida y crítica del presente es el intento por mostrar que la potencia subversiva de la historia descansa en la voz que delira, en el extravío de la escritura y en el cuerpo que se estremece hasta el estupor y el pasmo.
A través de las tres partes que lo componen, el autor analiza el carácter ontológico de la carne para repensar las formas de afectación de la economía política sobre los cuerpos, los modos estéticos de fragilidad y la potencia crítico-histórica de una filosofía del yacer.