Una de las apuestas en literatura para Julio Cortázar es la del escritor como camaleón, el escrtior variopinto. Lo propio debe decirse de Vicente Rojo, su versatilidad revela no sólo el dominio del oficio sino la pasión de la busqueda. Maestro que en su movimiento dejó sentado que el arte es una buena compañera, y no hay porque desdeñar ninguna oportunidad para hacerla presente. Al experimentar en diversos formatos y aplicaciones, Vicente Rojo dejó al arte expuesto, a la mano: qué mejor apuesta, qué mayor apuesta.